Como abogada especialista en Derecho de Familia, cuando acude un cliente a mi despacho para que le tramite un asunto de esta materia siempre le planteo lo mismo.
¿Qué quiere conseguir con el divorcio o con el procedimiento en sí? ¿Quiere que el procedimiento se convierta en una guerra con el otro progenitor? ¿Cuál es su objetivo?
Muchos de estos clientes vienen con la idea equivocada de convertir los procedimientos de familia, en los que existen hijos menores de edad, en una lucha de años entre los progenitores. Pensamiento erróneo y equívoco a mi parecer.
En los procedimientos de familia no se trata de ganar o perder. En todo momento durante la tramitación del procedimiento hay que mirar por el superior interés del menor, facilitar la comunicación de los menores con ambos progenitores, intentar siempre en la medida de lo posible llegar a un acuerdo entre las partes.
Hay que pensar y tener en mente siempre que los padres deben pasar a un segundo plano y pensar en todo momento en el superior interés del menor.
¿Qué es mejor para mi hijo? ¿Le afectará una guerra entre los padres? Mi respuesta es sí.
Nunca se debe hablar mal del otro progenitor en presencia del menor, no se debe condicionar la opinión que el menor tenga de uno de sus padres.
Hay que mantener en todo momento una relación cordial entre ambos por el bienestar de los hijos.